jueves, 8 de julio de 2010

la curacion de una herida




La curación de una herida es un proceso oculto tan profundamente como las mismas heridas. El proceso de curación de una herida, generalmente se inicia con una oración y continúa si actúo con la mente y el corazón de Cristo, y si agradezco la madurez obtenida a partir de la herida. A Cristo le tomó tres años curar a Pedro de las heridas que le hicieron alardear y caer. Otros como Pablo fueron curados en una noche. He visto curaciones de heridas profundas en ambas formas, pero el proceso que siguió Pedro es el más común. La curación de un recuerdo debe extenderse durante toda la vida, si nuestra gratitud aumenta a lo largo de ella.

Pero la curación más profunda no consiste en que volvamos a caminar, o en que la depresión no vuelva a surgir, o en que perdonemos a nuestros padres. Cuando Cristo envía a los diez leprosos con los sacerdotes, los diez están físicamente curados, pero sólo el samaritano regresa con la curación más profunda, para alabar y agradecer a Dios (Lucas 17:18 -19)

La curación no es levantar un pie que nunca se había movido, o aliviar una depresión de diez años, sino elevar nuestras mentes y corazones a Dios. No estamos curados a menos que amemos más a Cristo y El ame a través de nosotros. Estamos en la última etapa, la de la aceptación, sólo si tenemos un corazón agradecido que damos a Cristo, para que con amor llegue a aquellos a quienes nosotros nos acercamos. La respuesta a la pregunta ¿he sido sanado?, es esta otra pregunta: ¿estoy saliendo de mí, como, Cristo, para sanar?."


"Estás muy preocupado por tomar las decisiones correctas respecto de tu trabajo. Tienes tantas opciones que estás constantemente agobiado por la pregunta '¿Qué debo hacer y qué no?'. Se te pide que respondas a muchas necesidades concretas. Hay gente que visitar, gente que recibir, gente con la que simplemente estar. Hay temas que piden atención, libros que parece importante leer y obras de arte para ver. Pero ¿qué de todo esto verdaderamente merece tu tiempo?

Empieza por no permitir que estas personas y estos temas se adueñen de ti. Mientras piensas que los necesitas para ser tú mismo, no eres verdaderamente libre. Gran parte de su urgencia proviene de su propia necesidad de ser aceptados y reconocidos. Debes seguir volviendo a la fuente: el amor de Dios por ti.

En muchas maneras, aún quieres organizar tu propia agenda. Actúas como si tuvieras que elegir entre muchas cosas, todas las cuales parecen igualmente importantes. Pero no te has entregado por completo a la guía de Dios. Sigues luchando con Dios por ver quién tiene el control.

Trata de dejar tu agenda en las manos de Dios. Di continuamente: 'Hágase tu voluntad, no la mía.' Entrega a Dios cada parte de tu corazón y de tu tiempo, y deja que Él te diga cuándo y cómo responder. Dios no quiere destruirte. El agotamiento, la extinción y la depresión no son señales de que estás haciendo la voluntad de Dios. Dios es amable y gentil. Desea darte una profunda sensación de seguridad en su amor. Una vez que te hayas permitido sentir plenamente ese amor, serás más capaz de discernir quién se te envía en nombre de Dios.

No es fácil entregarle a Dios tu agenda. Pero, cuanto más lo haces, más se transforma el 'tiempo del reloj' en 'tiempo de Dios', y el tiempo de Dios es siempre la plenitud del tiempo. "

1 comentario:

Anónimo dijo...

QUE PALABRAS TAN LINDAS Y ACERTADAS ESCRIBISTE, NADA MAS CIERTO.
DEJAR QUE DIOS NOS SANE EL ALMA Y DEJARLO QUE SIGA CON LA TERAPIA INTENSIVA DE RECUPERACION EN NOSTROS ES LO MEJOR DE LO MEJOR